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Puertas comunicantes

Publicado: 2012-03-12

Teatro Plan 9

Dir. David Carrillo

La última puesta de Teatro Plan 9 trae a nuestra ciudad una obra del reconocido dramaturgo inglés Alan Ayckbourn escrita en 1994, pero proyectada hacia el futuro al estar ambientada en un gris Londres en el 2014, en el que Recce (Oscar López), desahuciado, decide superar el entorno de corrupción en el que ha desarrollado su vida y confesar los crímenes en contra de sus esposas y en el ámbito laboral; para esto se vale de la presencia de Poupée (Annelisse Friedler), hilarante ‘dominatrix’ que habría de ser testigo de la confesión del anciano. Empero, la situación se complica cuando el siniestro compañero del anciano, Julian (Haysen Percovich), enterado de la situación, se aboca a asesinar a la testigo y ella, en su intento por escapar, atraviesa una puerta que la lleva veinte años atrás, descubrimiento que propiciará la comunicación con las dos potenciales víctimas de Julian y Recce –Ruella y Jessica (Melissa Giorgio y Marijú Nuñez)- para tratar de cambiar el futuro de estas y su presente; interviene en los tres tiempos Harold Palmer (David Carrillo), trabajador del hotel, ayudando a las mujeres y haciendo más hilarantes aún las escenas.

Puertas comunicantes está cargada de suspenso y de comicidad, y logra así mantener al espectador atento y ansioso por saber lo que sucede ante sus ojos y ante los espacios no visibles al público. Las convincentes interpretaciones del elenco consiguen exitosamente reproducir un ambiente de tensión en el que se conjuga el miedo de las heroínas ante el peligro que corren; la siniestra presencia del asesino; y a la vez, una suerte de esperanza en el porvenir de los seres humanos. Las escenas discurren de modo rápido -sin que esa rapidez haga perder el hilo argumental- y fluido; casi ‘de puerta en puerta’, como si al abrir o cerrar alguna se generaran no solo nuevos espacios físicos, sino también nuevos espacios temáticos. El recurso escenográfico de las puertas y del aprovechamiento de los espacios es un gran punto a favor de la puesta, cuya dinamicidad, no solo a nivel actoral, sino además en el modo en el que el trabajo de los interpretes se conjuga con los elementos de la escenografía, con la iluminación y la música; no deja de sorprender al público, manteniéndolo sincronizado con el tiempo que transcurre en escena y con las acciones desarrolladas.

Se trata de una puesta resuelta con precisión; que tensiona y alivia, e intriga y atemoriza; pero que también conmueve, ya que el ambiente siniestro y de suspenso logra liberarse con un final optimista, que consideramos es el sello particular de la obra, mérito no solo del autor; sino del director del montaje de Plan 9 y del equipo con quien se ha trabajado, ya que se consigue reproducir el ánimo original de la propuesta.

Teatro Plan Nueve

Dir. David Carrillo

La última puesta de Teatro Plan Nueve trae a nuestra ciudad una obra del reconocido dramaturgo inglés Alan Ayckbourn escrita en 1994, pero proyectada hacia el futuro al estar ambientada en un gris Londres en el 2014, en el que Recce (Oscar López), desahuciado, decide superar el entorno de corrupción en el que ha desarrollado su vida y confesar los crímenes en contra de sus esposas y en el ámbito laboral; para esto se vale de la presencia de Poupée (Annelisse Friedler), hilarante ‘dominatrix’ que habría de ser testigo de la confesión del anciano. Empero, la situación se complica cuando el siniestro compañero del anciano, Julian (PONER NOMBRE), enterado de la situación, se aboca a asesinar a la testigo y ella, en su intento por escapar, atraviesa una puerta que la lleva veinte años atrás, descubrimiento que propiciará la comunicación con las dos potenciales víctimas de Julian y Recce –Ruella y Jessica- PONER NOMBRES para tratar de cambiar el futuro de estas, reescribir sus pasados.

Puertas comunicantes está cargada de suspenso y de comicidad, y logra así mantener al espectador atento y ansioso por saber lo que sucede ante sus ojos y ante los espacios no visibles al público. Las convincentes interpretaciones del elenco consiguen exitosamente reproducir un ambiente de tensión en el que se conjuga el miedo de las heroínas ante el peligro que corren; la siniestra presencia del asesino; y a la vez, una suerte de esperanza en el porvenir de los seres humanos. Las escenas discurren de modo rápido -sin que esa rapidez haga perder el hilo argumental- y fluido; casi ‘de puerta en puerta’, como si al abrir o cerrar alguna se generaran no solo nuevos espacios físicos, sino también nuevos espacios temáticos. El recurso escenográfico de las puertas y del aprovechamiento de los espacios es un gran punto a favor de la puesta, cuya dinamicidad, no solo a nivel actoral, sino además en el modo en el que el trabajo de los interpretes se conjuga con los elementos de la escenografía, con la iluminación y la música; no deja de sorprender al público, manteniéndolo sincronizado con el tiempo que transcurre en escena y con las acciones desarrolladas.

Se trata de una puesta resuelta con precisión; que tensiona y alivia, e intriga y atemoriza; pero que también conmueve, ya que el ambiente siniestro y de suspenso logra liberarse con un final optimista, que consideramos es el sello particular de la obra, mérito no solo del autor; sino del director del montaje de Plan 9 y del equipo con quien se ha trabajado, ya que se consigue reproducir el ánimo original de la propuesta.


Escrito por

Gabriela Javier Caballero

Estudiante de Literatura de la Universidad Nacional de San Marcos; ha llevado un taller de crítica teatral con Sara Joffré y el seminario \"Análisis del trabajo del actor\", dictado por el argentino Jorge Dubatti. Interesada en la crítica y en la investigación


Publicado en

El teatro sabe

teatro, espectáculo, cultura