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Una divertida farsa: “El Marqués de Mangomarca”

Publicado: 2012-09-22

Kronopios Teatro

Dirección: Carlos Rubín

Dramaturgia: Sergio Arrau

El registro cómico, la brevedad y dinamicidad de las acciones; así como la exageración de la realidad son característicos de la farsa. En este tipo de obras teatrales podemos encontrar también que los personajes poseen un comportamiento extravagante y exagerado, acorde con la realidad que se representa y, generalmente, porta un matiz de crítica social. En “El Marqués de Mangomarca”, vemos una parodia a los moldes sociales de la Lima antigua y una ironización de algunos grandes textos del drama clásico a través de los diálogos; como La vida es sueño y Hamlet, entre otros. Intervienen en este divertido montaje Reinaldo Arenas en el rol de Abelardo, un marqués castrado por el perro de su amada Eloísa, quien ante esto se interna en un convento bajo las órdenes de una extraña Madre Superiora (Zelma Gálvez, quien también interpreta el rol de la madre de Don Juan). El marqués vive en compañía de una criada chismosa y celestinesca (Mirta Urbina); también participan Jorge Luis Rivera en el papel de Don Juan Casanova un “conde de pueblo joven” quien se enfrasca en una apuesta con el marqués para demostrar quién es el mejor amante; por este motivo le pone un cinturón de castidad a su esposa, Margarita (Cristina Urueta) y va tras la inocente Eloísa para ganar la apuesta. Por último, un demonio amanerado es traído a escena invocado por el marqués para recuperar su hombría, y el pacto que hace con este desencadena una serie de hilarantes e inesperadas escenas.

Estos pintorescos personajes son sacados adelante de modo que la dinamicidad de la comedia no se pierde. Son claves las escenas del inicio, que aclimatan al espectador y permiten familiarizarse con el conflicto en escena, sin embargo, hacia el final del montaje, da la impresión de que los recursos humorísticos e irónicos han sido un tanto desgastados, en tanto tal, es importante que los actores conserven la energía hasta el final. Si bien todas las actuaciones son homogéneas y dignas de resaltar, quien destaca en escena es -sin lugar a dudas- Alexander Pacheco en el papel del diablo amanerado, rol que ejecuta con soltura y precisión, arrancando más de una risa al público. Destacamos que, pese a esta presencia casi apabullante  del demonio -no solo por su interpretación, sino por el vestuario y maquillaje que porta- y que bien podría opacar a quien esté también en escena, esto es salvado por un buen trabajo de dirección que posibilita que las diversas presencias no se “crucen” u opaquen entre sí. Destaca también Zelma Gálvez, quien con naturalidad y gran capacidad para la comedia, interpreta ambos roles asignados.

La disposición de un escenario funcional, el aprovechamiento de los espacios; el manejo certero de las luces; y el acompañamiento musical a cargo de Jairo Betancourt, que son un elemento importante en la comedia farsesca, aportan positivamente a la puesta y relamente acompañan las acciones. Nada está puesto en el escenario en vano. Con un elenco de desempeño homogéneo y con actuaciones plausibles, “El Marqués de Mangomarca” divierte y permite el disfrute del texto de Sergio Arrau. Consideramos que, tres años después, se salvan las fallas señaladas por Sergio Velarde en su página “El oficio crítico” acerca de esta puesta en el 2009.

Datos Importantes:

Hoy sábado 22 de septiembre es la última función, va en el Teatro Julieta a las 8:30;  las entradas están a la venta en la boletería del mismo teatro  y en Tu Entrada de Plaza Vea.

*Las fotos han sido tomadas del Facebook de la agrupación.


Escrito por

Gabriela Javier Caballero

Estudiante de Literatura de la Universidad Nacional de San Marcos; ha llevado un taller de crítica teatral con Sara Joffré y el seminario \"Análisis del trabajo del actor\", dictado por el argentino Jorge Dubatti. Interesada en la crítica y en la investigación


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El teatro sabe

teatro, espectáculo, cultura