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Cecilia Rechkemmer, Juan Carlos Pastor, Clemen Morales y Jackelyn Vásquez.

Las marcas ineludibles de la carne y de la sangre

Publicado: 2012-10-04

Dramaturgia: Claudia Sacha

Dirección: Kathy Serrano

Quinta Pared Teatro

¿Cuán determinante es en la formación del carácter la herencia genética, “de sangre”? Esta cuestión es uno de los intensos conflictos que pone en escena “Carne y sangre”. Cuatro hermanos reunidos en la sala de la antigua casa familiar después de la muerte del padre; entre ellos Rosa (Jackelyn Vásquez), medio hermana que recién conocerán ese día  y tenida como una “intrusa” en ese momento que las hermanas mayores (Cecilia Rechkemmer y Clemen Morales) consideran muy íntimo e incluso restrictivo a la “verdadera familia”. Durante esa noche los cuatro deberán repartir la herencia que el padre les ha dejado, situación que intentarán resolver a la brevedad; sin embargo, el reparto se hará cada vez más intrincado pues cada parte de la herencia no puede ser tomada individualmente, sino que los liga aún más entre sí. Y eso es justamente lo que quieren evitar.

El lúgubre ambiente de la casa -la escenografía- coloca al espectador en ámbito de tensión que se traduce en todos los aspectos de la puesta: la iluminación, la música y el trabajo actoral. Cada aspecto se engrana con los demás para poner ante nuestros ojos un montaje sólido y muy bien logrado, que revela no solo un texto más que interesante -con personajes cuya profundidad psicológica es notable-, sino también un efectivo trabajo de dirección. A todo esto se le añade el trabajo de los actores, que logran picos de tensión muy expresivos e impactantes a la vez. Somos testigos, entonces, de cómo estos caracteres van develando lo peor de sí y de cómo la inocente Rosa se va transformando para poder lidiar con las pretensiones de sus hermanos. Es así que las taras emocionales, los conflictos, el ánimo de venganza y el pasado -que ha sido determinante para dar como producto final esas personalidades- salen a la luz y se mezclan para enfrentar a unos contra los otros.

¿Será que la “maldad” que estos cuatro hermanos llevan en sí ha sido determinada por la herencia “de sangre”?,  ¿son las condiciones y experiencias de vida los han hecho así?, o ¿son “la casa” y esa omnipresencia del padre que todo lo pervierten? La obra que viene presentando Sacha en el Teatro Racional es un montaje que nos acerca a lo humano e inhumano y sobre todo, a esas conflictivas relaciones de familia que parecen estar signadas por la marca de la sangre y de la carne.


Escrito por

Gabriela Javier Caballero

Estudiante de Literatura de la Universidad Nacional de San Marcos; ha llevado un taller de crítica teatral con Sara Joffré y el seminario \"Análisis del trabajo del actor\", dictado por el argentino Jorge Dubatti. Interesada en la crítica y en la investigación


Publicado en

El teatro sabe

teatro, espectáculo, cultura