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Para renacer con “El último fuego”

Publicado: 2012-11-24

Dirección: Jorge Villanueva

Ópalo

Delicada y a la vez intensa puesta en escena en el Instituto Goethe del texto de la alemana Dea Loher, bajo la dirección de Jorge Villanueva; quien como director del Grupo Ópalo trae nuevamente a la escena local un importante texto de la dramaturgia alemana contemporánea. El año que pasó nos conmovieron con “El dragón de oro” (nuestra reseña de esa obra la pueden ver aquí), y esta vez con “El último fuego” somos testigos nuevamente de la gran capacidad de dirección de Villanueva, y de interpretación de los integrantes del grupo.

Un acontecimiento trágico sirve como cohesionador de la trama: Edgar (Adrián Dubois) -un niño de ocho años - es atropellado por un auto conducido por Edna (Carolina Barrantes), una oficial de policía que en medio de la persecución a Olaf (Claudio Calmet), a quien tenía por terrorista pero que no era más que un cocainómano que había tomado el carro de Karoline (Patricia Pereyra), una enferma de cáncer de la que, luego nos enteramos, se relaciona íntimamente con el padre del niño -Ludwig (Carlos Mesta)- e incluso con el testigo del accidente, Rabe (Marcello Rivera), un soldado que ha regresado traumatizado de la guerra a instalarse en ese pueblo, en busca de mayor soledad. Intervienen también Stefano Salvini en rol de Peter, compañero de Olaf; Laura Aramburú en rol de la madre de Edgar, que se encarga de cuidar a su suegra (Sonia Seminario), anciana que sufre de Alzheimer y que pregunta constantemente por su nieto fallecido, re-viviendo el suceso trágico y determinando el no-olvido de la muerte del niño.

Marcello Rivera, Sonia Seminario, Laura Aramburú, Patricia Pereyra, Claudio Calmet, Stefano Salvini y Carolina Barrantes.

Mediante una voz que pretende ser colectiva nos vamos enterando de los sucesos y de cómoestos trastornan el día a día de este grupo de individuos y se van así develando las conexiones entre ellos. Estos personajes trasuntan entre situaciones límite, obligados a sobreponerse a esa imprevisible sucesión de desgracias que es su vida misma, acaso determinada al azar, al destino o a la casualidad: ya nada de eso importa en una sociedad quebrada como la que plantea Loher -y que efectivamente reconstruye la inspirada puesta de Villanueva-. Una sociedad en la que los vínculos se rompen fácilmente y en la que esa pretensión de colectividad que habría de ser un anclaje hacia el sentido de pertenencia, simplemente ya no existe. Personajes que nos interpelan y conmueven, interpretaciones que ahondan en el sentir crítico y trágico que emana “El último fuego”, después del cual solamente se podrá volver a empezar.

Una puesta elocuente y simbólica en el empleo mayoritario de los tonos rojizos y con un manejo efectivo de la escenografía, sus elementos y de la iluminación; además de las notables interpretaciones, “El último fuego” hace emerger  a Ópalo y a Jorge Villanueva como lo más interesante de la escena local, pues consideramos que ha de haber sido un reto hacer consistir de modo tan efectivo e inspirador una obra como esta. Una propuesta diferente que nos acerca al teatro alemán contemporáneo y nos lleva a conmovernos y a repensar la sociedad en la que vivimos.

(Imágenes tomadas de la cuenta de Facebook de la agrupación)


Escrito por

Gabriela Javier Caballero

Estudiante de Literatura de la Universidad Nacional de San Marcos; ha llevado un taller de crítica teatral con Sara Joffré y el seminario \"Análisis del trabajo del actor\", dictado por el argentino Jorge Dubatti. Interesada en la crítica y en la investigación


Publicado en

El teatro sabe

teatro, espectáculo, cultura